La pobreza alcanza el 49,9% en Argentina, el nivel más alto en dos décadas. El informe de UCA 2024 alerta sobre el panorama en las infancias.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) presentó su informe 2024, que confirma que el 49,9% de la población vive en pobreza y el 12,9% en indigencia. Estas cifras, las más altas en 20 años, reflejan un modelo económico agotado. La pobreza infantil es aún más crítica: el 65,5% de los menores vive en condiciones de vulnerabilidad y el 20% en pobreza extrema.
Un diagnóstico que evidencia el agotamiento estructural
El informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), titulado “Deudas Sociales en la Argentina del Siglo XXI: Fin de ciclo y futuro abierto”, analiza los factores detrás de la creciente desigualdad en el país. Según Agustín Salvia, director del ODSA, las cifras actuales son resultado de un modelo político y económico incapaz de romper con la exclusión estructural.
Aunque el 49,9% de pobreza reportado en octubre de 2024 supone una leve mejora frente al pico del primer trimestre (55,9%), sigue siendo uno de los niveles más altos en dos décadas. Además, la indigencia afecta al 12,9%, reflejando la dificultad de miles de hogares para cubrir incluso necesidades alimentarias básicas.
La pobreza infantil destaca como el aspecto más alarmante del informe. Según el análisis, el 65,5% de los menores de 18 años vive en pobreza, y el 20% enfrenta pobreza extrema. Esta situación no solo compromete el desarrollo educativo y físico de los niños, sino que perpetúa un ciclo de exclusión intergeneracional.
Factores estructurales de la crisis: inflación, empleo y desigualdad
La inflación ha sido un factor clave en la consolidación de la pobreza. Aunque desacelerada en los últimos meses, sigue afectando con mayor intensidad a los sectores más vulnerables, que destinan la mayor parte de sus ingresos a cubrir necesidades básicas como alimentación y servicios.
El mercado laboral argentino refleja profundas desigualdades:
- Solo el 40% de los trabajadores tiene empleo formal.
- Más del 60% de la población activa depende de empleos precarios o informales.
- 51,8% de los ocupados no realiza aportes a la seguridad social.
Estos indicadores, combinados con la caída de los ingresos reales del 19% entre 2022 y 2024, evidencian un mercado laboral que profundiza la exclusión. Según el informe, el subempleo y la informalidad no solo afectan a los ingresos, sino que perpetúan la falta de acceso a derechos básicos como la jubilación y la atención médica.
Impacto en los hogares: inseguridad alimentaria y reducción de gastos
La insuficiencia de ingresos es un problema transversal. La pobreza infantil es el indicador más crítico, pero también se destacan otros desafíos:
- 47% de los hogares no logra cubrir sus necesidades básicas.
- Uno de cada cuatro hogares enfrenta inseguridad alimentaria.
- Apenas el 9,1% de los hogares tiene capacidad de ahorro mensual, una caída respecto al 11,1% de 2023.
Además, el 36,3% de los hogares depende de programas de asistencia como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar. Sin embargo, estos subsidios apenas logran cubrir una fracción de la canasta básica alimentaria, reflejando las limitaciones del sistema de protección social para aliviar la pobreza extrema.
Tres Argentinas: una brecha que se amplía
El informe identifica tres grandes grupos sociales en el país:
- Elite económica (3%): Con acceso pleno a recursos y bienestar.
- Clases medias (67%): Enfrentan mayores dificultades para mantener su estabilidad.
- Clases pobres estructurales (30%): Atrapadas en un ciclo de exclusión y dependencia.
«La polarización social en Argentina se ha consolidado, dejando a un tercio de la población atrapado en la pobreza estructural,» destacó Salvia. Esta segmentación no solo refleja desigualdades en ingresos, sino también en acceso a oportunidades y servicios básicos.
¿Hacia dónde vamos? Proyecciones del informe
A pesar de las cifras alarmantes, el ODSA sugiere que la pobreza podría disminuir hacia fin de año debido a la desaceleración de la inflación y una estabilidad relativa en el empleo. Sin embargo, Salvia advierte «estas mejoras no se traducen necesariamente en un alivio palpable para las familias, ya que los gastos fijos como luz y transporte absorben cualquier incremento en los ingresos.»
Para romper el ciclo de pobreza, el informe enfatiza la necesidad de implementar políticas inclusivas y sostenibles, con foco en:
- Formalización del empleo: Incentivar la contratación en sectores estratégicos.
- Inversión en educación y salud: Garantizar acceso equitativo y calidad en estos servicios.
- Fortalecimiento de la red de protección social: Expandir la cobertura y mejorar la eficiencia de los programas actuales.
Un llamado urgente a la acción
El informe concluye que superar la pobreza en Argentina requiere un enfoque integral que combine esfuerzos públicos y privados. Además, subraya la importancia de reconstruir un contrato social basado en la equidad y la inclusión.
Consulta el informe completo del Observatorio de la Deuda Social Argentina para más detalles, o accede a nuestro análisis sobre cómo la inflación afecta al empleo en Argentina.