PADRES INMADUROS EMOCIONALES, HIJOS PADECIENTES
Cuando hablamos de alguien emocionalmente inmaduro, la mayoría de nosotros pensamos en niños y posiblemente también en adolescentes. Pero ¿te has planteado qué sucede cuando una persona que es emocionalmente inmadura es también padre o madre? ¿Qué repercusiones puede generarle a un niño o a un adolescente un padre o una madre que no pueden proporcionarle la protección y la conexión emocional que necesita? ¿Podría en este caso el hijo adquirir un comportamiento más adulto incluso que su progenitor? ¿Cómo pueden estos niños, cuando sean adultos, aprender a tener relaciones emocionalmente significativas?
“Hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros” es un libro realmente interesante que ahonda en esta problemática desde la visión del terapeuta, con la ayuda de casos reales que se explican como ejemplo para entender mejor la situación. Tratar de relacionarse o incluso de hacer frente a un padre emocionalmente inmaduro puede ser muy frustrante, por eso Gibson ofrece al lector estrategias útiles para poder dejar atrás la frustración y la ira, y de esta forma seguir adelante a pesar de los sentimientos de soledad y de dolor.
Lindsay Gibson escribe sobre el impacto que los padres emocionalmente inmaduros tienen sobre sus hijos, las formas en que se ven afectados los niños, y la manera en que a menudo crecen con sentimientos de soledad. Muchos expresan en la edad adulta que tienen dificultades para funcionar en las relaciones íntimas. Por fortuna Gibson afirma que es posible que los hijos “adultos” se liberen de las limitaciones de sus padres emocionalmente inmaduros, con el fin de construir una vida mejor.
Según Gibson es importante reconocer las características de un padre emocionalmente inmaduro y su patrón de personalidad. Por este motivo ha creado una lista que incluye las principales características de este tipo de padres, tales como tener una mente rígida y obstinada, ser muy subjetivo, mostrar muy poca tolerancia al estrés, hacer la mayoría del tiempo lo que más les complace, ser egocéntrico, mostrar poco respeto por las diferencias personales y tener emociones intensas pero superficiales, entre otras.
Los padres emocionalmente inmaduros no tienen por qué mostrar todas las características descritas, pero Gibson afirma que si se presentan una o más de ellas, lo más probable es que puede tratarse de un padre emocionalmente inmaduro. Gibson también indica que es muy difícil, si no a veces imposible, comunicarse con un padre emocionalmente inmaduro, ya que a menudo se enfada e irrita, se resisten a arreglar las relaciones y exigen que los demás sean como ellos. Sin embargo, no todos los padres emocionalmente inmaduros son iguales. Por eso Gibson describe cuatro tipos; el padre emocional, el padre resuelto, el padre pasivo y el padre displicente.
Cada niño reacciona de manera diferente a un padre emocionalmente inmaduro, pero Gibson afirma que dos estilos de afrontamiento más comunes son la internalización y la externalización.
En su libro “hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros”, L. Gibson nos explica con detalle cómo se siente el hijo de padres inmaduros, y cómo estos sentimientos le generan ira y frustración hacia uno o ambos padres. También ofrece consejos sobre lo que el niño puede hacer para distanciarse de situaciones potencialmente frustrantes y perjudiciales. Reconoce el hecho de que el uso de la observación individual es la mejor manera de lidiar con un padre emocionalmente inmadura, con el fin de obtener un control sobre los propios sentimientos.
Fte Psicoactiva