La Sustancia y los íconos sexagenarios de TikTok
Mientras en TikTok Brad Pitt es “colágeno para el alma” , La Sustancia expone que es válido morir antes envejecer. ¿Qué no hicimos bien?
En La Sustancia, Coralie Fargeat, su directora expone cómo las mujeres deben inyectarse juventud para ser aceptadas y deseadas en el mercado del entretenimiento americano. Sin embargo los sexagenarios como Brad Pitt son el nuevo “superalimento” de TikTok. ¿Qué no hicimos para que el deseo no tenga sexo ni edad?
Estética sexualizada
En La Sustancia, la nueva película de Coralie Fargeat, Elisabeth Sparkle (Demi Moore) es una estrella de televisión, que emula a Jane Fonda. Bordeando las cinco décadas el mercado la descarta. No lo soporta. Sin pensar, recurre a una droga experimental y se transforma en Sue (Margaret Qualley), una versión joven y radiante de sí misma. Pero derrotar al tiempo es como un préstamo con un usurero. Siempre se pierde. Cada semana, su cuerpo turgente, debe alternarse con su realidad. ¿Qué sucede si no respeta el pacto? Solo crueldad. El filme es un reflejo brutal de la realidad. Y los datos lo confirman. Según el último informe de Dove, 6 de cada 10 mujeres argentinas sienten presión para cumplir con estándares de belleza, y 2 de cada 5 consideran someterse a procedimientos estéticos.
Demi Moore y Margaret Qualley en una escena que refleja los dilemas sobre la juventud y los estándares de belleza.
¿Por qué la seducción es como el acero inoxidable para los hombres?. Mientras Elisabeth se toma “La Sustancia” para ser aceptada, las redes sociales elevan a los Brad Pitt de la vida, con sus 60 pirulines, al estatus de “aminoácidos emocionales”. Cientos de TikTok los recomiendan cómo el combo perfecto para el bienestar: “colágeno para el espíritu” decimos a todas, a coro. El problema no son los “aminoácidos” sino, creo, el salir airosas del juicio social. ¿Tal vez la salida es la autopercepción?
Captura de pantalla de TikTok mostrando tendencias de belleza masculina con íconos como Brad Pitt y George Clooney.
Insisto, no se si se trata de hombres versus mujeres. Creo que no pudimos reconvertir el paradigma cultural de la belleza en cada sexo. Las cifras del informe de Dove sobre la búsqueda de belleza dice que: 9 de cada 10 mujeres argentinas han estado expuestas a contenido de belleza perjudicial en internet.
Ser mata mandato
El cine y las redes sociales son espejos, pero los mandatos sociales no tienen fecha de vencimiento. Cuando analizamos la serie “Envidiosa” https://www.tercertiempo.news/2024/10/13/envidiosa-la-serie-mas-vista-en-netflix-la-trampa-de-los-mandatos/, exploramos cómo las mujeres enfrentan la exigencia de “ser”: profesionales impecables e inmortales en apariencia. Hasta diría que madres mas abnegadas que décadas pasadas.
Por si la presión cultural no fuera suficiente, la tecnología entra al juego. Si leemos en profundidad el estudio global de Dove, 1 de cada 3 mujeres y niñas siente presión para alterar su apariencia debido a imágenes generadas por inteligencia artificial (IA). Estas herramientas, lejos de ser aliadas, perpetúan mandatos y sancionan imperfecciones. Si, leíste bien, niñas. Y casi 3 de cada 10 (28%) promedio global: 38% mujeres estarían dispuestas a renunciar al menos un año de su vida para alcanzar sus ideales de belleza. Le pedimos disculpas a Carolie Fargeat, pero se quedó corta. Casi 2 de cada 5 mujeres en Argentina (38%), y 2 de cada 5 niñas (43%)(promedio global: 36% de las mujeres, y 45% de las niñas) sienten que no hay excusa para no ser hermosas con todo lo que está disponible para las mujeres hoy en día.
Representación digital de inteligencia artificial generando filtros de belleza irreales para redes sociales.
Y por si fuese poco, nos llegó la IA. Convertida en juez y verdugo de la autoestima femenina. La pregunta no es solo cómo desmantelamos estos algoritmos, sino cómo educamos a nuevas generaciones para que no legitimen sus estándares irreales. Pero la verdad, verdadera, es que los algoritmos nacieron de la mente humana y sus sesgos. Nosotros construimos ese ideal del “Ser”. Nunca es responsable el mensajero.
¿Qué no hicimos?
La Sustancia no solo refleja nuestra obsesión por la juventud, nos confronta con lo que no hicimos como sociedad. No desmontamos los mandatos culturales, no cambiamos la educación desde la infancia, y seguimos viendo la apariencia como un valor esencial, especialmente en las mujeres. La película nos invita a pensar: ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por la aprobación social?
Quizás el verdadero cuestionamiento no sea si es válido morir antes que envejecer, sino por qué aún no aprendimos el valor del tiempo. En la naturaleza nada sucede sin tiempo. Nada. Todo se cultiva en base al tiempo. Ningún árbol es frondoso en la juventud, si lo es después de mucho tiempo.
Y considerando que los “super alimentos” emocionales, hacen bien, solo es cuestión de uniformarlos.
Por Sara Di Tomaso