Trump y Musk: Una alianza tecnocrática
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos promete revolucionar el sector de la movilidad eléctrica. Pero, ¿de verdad se trata de un compromiso con la sostenibilidad, o estamos ante una jugada maestra para intereses personalísimos? ¿Cómo influyó las redes sociales en la era de las fake news y el cambio climático?
Resumen
1️⃣ ¿Podrá la reelección de Trump impulsar la industria de autos eléctricos y mantener alguna pizca de respeto por el medio ambiente?
2️⃣ ¿Qué papel jugarán las redes y las fake news en este aparente “avance” hacia un futuro más limpio?
Una Alianza Estratégica para la Movilidad Eléctrica
La reelección de Donald Trump y su renovada amistad con Elon Musk, ese incansable innovador que ahora también reina en la red social X, marcan un nuevo capítulo para la movilidad eléctrica en Estados Unidos. Musk, además de dirigir Tesla, podría beneficiarse ahora de un entorno regulatorio diseñado a la medida por su viejo amigo Trump. El plan es simple: bajo la protección de Trump, Musk lideraría una “comisión de eficiencia gubernamental” con la promesa de facilitar la innovación y competitividad en el mercado de autos eléctricos. Suena a ciencia ficción, pero es la política en su máxima expresión de negocios y favores.
Este maridaje ya está teniendo sus efectos en el mercado: las acciones de Tesla subieron un 15% tras el anuncio de la reelección. ¿Un dato que refleja confianza? Sin duda, aunque para algunos más bien suena a otra jugada de especulación sin compromiso ambiental. ¿Realmente Musk y Trump impulsarán una movilidad sustentable, o el ambiente quedará relegado a un rincón oscuro mientras se acumulan las ganancias? Aquí no hay garantías, y las dudas crecen.
El Poder de las Fake News en la Percepción del Cambio Climático
Si hay un tema en el que Trump y Musk parecen jugar de memoria, es el de las fake news. ¿Por qué explicar temas complejos cuando se puede crear una versión alternativa de la realidad? Con las redes sociales como campo de juego, las noticias falsas sobre cambio climático y transición energética se multiplican y distorsionan la percepción pública. Según el proyecto europeo Elections24Check, de las 234 afirmaciones falsas desmentidas sobre clima y medioambiente este año, un 20% atacaron directamente la eficacia de las tecnologías verdes, desde autos eléctricos supuestamente inservibles en el frío hasta paneles solares que, según se dice, producen más desechos tóxicos que una central nuclear. Todo falso.
Muchos mensajes de este tipo, que cuestionan tecnologías clave, incluyen imágenes sacadas de contexto o afirmaciones de “expertos” sin sustento. Un ejemplo reciente mostraba una carretera nevada en Alemania colapsada por autos eléctricos supuestamente varados por el frío; en realidad, la imagen era de Chicago en 2011. No importa la falta de veracidad: una vez que la historia circula, el daño está hecho.
La Voces de la Controversia
Así es como Trump y Musk, dos grandes titanes de la controversia, tienen en sus manos la posibilidad de influir en millones. Musk, con X como su herramienta, se encuentra en una posición privilegiada para definir qué se ve y qué se oculta en la red. Las fake news y las teorías negacionitas circulan y se expanden con más rapidez que nunca, gracias al control relajado de los contenidos. Y la ausencia de la lectura de estos tiempos. En esta plataforma, las voces escépticas y las dudas sobre el cambio climático pueden tener un lugar seguro y resonante.
La historia parece repetirse. Trump, que ya se mostró escéptico frente a los compromisos ambientales en su primer mandato, ahora podría usar X para minimizar la crisis climática, desviar la atención de la Agenda 2030 de la ONU y plantear que la desregulación y el impulso a la producción nacional son la verdadera solución. La pregunta es, ¿cuánto daño pueden hacer cuando las ideas que circulan son pura estrategia de negocio?
La Agenda 2030 o DANA
¿Y qué pasa con la famosa Agenda 2030?. En el primer mandato, Don Donald priorizó el crecimiento económico a cualquier costo, alejándose del Acuerdo de París y de cualquier otro pacto que comprometiera el rendimiento económico inmediato de su país. ¿Habrá algún cambio de enfoque ahora? La duda persiste y el escenario pinta complicado para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que en EE.UU. podrían quedarse en el olvido.
No obstante, existen espacios de resistencia en el país: estados como California y Nueva York han demostrado que es posible avanzar hacia los ODS, aun cuando la administración federal les dé la espalda. En estos bastiones verdes, la sostenibilidad no es solo un ideal, sino una política tangible.
La desinformación no es solo una moda pasajera; se ha convertido en un obstáculo poderoso que desafía nuestra capacidad de discernir entre realidad y manipulación. En esta era de la posverdad, donde las fake news se infiltran hasta en nuestras conversaciones más cotidianas, la percepción pública sobre temas críticos como el cambio climático se distorsiona fácilmente. Se instalan “verdades” a fuerza de repetición, y, en poco tiempo, el negacionismo encuentra terreno fértil para echar raíces, debilitando cualquier esfuerzo por adoptar políticas que frenen la crisis climática.
Minimizar la gravedad del cambio climático no es solo imprudente; es un camino que nos conduce a catástrofes como la tragedia del Dana, donde la falta de acción de los responsables políticos y la indiferencia ante el calentamiento global se traducen en vidas y comunidades devastadas. La tragedia, que aún sume en el dolor a la población de València, supera en impacto a desastres del siglo pasado, incluso en esta era de tecnologías avanzadas y alertas meteorológicas precisas.
Lo cierto es que la naturaleza explica con limites radicales. Podremos jugar a los autitos voladores, pero como buena madre, cuando baja el limite, te explica quien manda. El orden natural es inmensamente mayor a la soberbia de los hombres. Es mas, iguala, cuando aplica su correctivo no tiene miramientos de clase social.
Por Sara Di Tomaso