Argentina entre dos amores: la nostalgia del Estado y la seducción del mercado
Según el informe Creencias Sociales 2024 de la UBA, el 54% de los argentinos apoya que el empleo lo generen las empresas privadas, mientras que el 91% rechaza recortes en educación y salud. Aunque hay un giro hacia el privatismo, ¿Hasta dónde estamos dispuestos a privatizar? Estamos listos para abrazar el “privatismo” o seguiremos anhelando al Leviatán estatal?
LA DICOTOMIA DE SER
La vida es dicotómica. Vivimos eligiendo entre opciones. Elegir significa descartar. El punto es quien elige por nosotros. Y también que se descarta. La realidad muestra que cada uno elige a partir de su propio capital social. Lo virtuoso de elegir radica en optar por el bien mejor y no como la peor opción.
El informe Creencias Sociales 2024 de la UBA expone una tendencia hacia el “privatismo”, con una mayoría que parece inclinarse hacia un Estado menos intervencionista en ciertos ámbitos. Sin embargo, esta transformación no es sencilla ni homogénea, ya que persiste una resistencia férrea a los recortes en sectores como la educación y la salud. A medida que Argentina enfrenta esta dualidad, se plantea una pregunta crítica: ¿podrá el país encontrar un equilibrio entre la eficiencia del mercado y la protección estatal de los derechos esenciales?
LA DISPUTA HISTÓRICA
El 54% de los encuestados en el informe considera que el empleo debe ser generado principalmente por el sector privado, mientras que el 50% confía más en las empresas privadas que en las públicas. ¿El punto es quien opta, y que proyecta en su elección? Lo cierto es que el cambio en las percepciones no es trivial. La preferencia por el sector privado refleja un desgaste en la imagen del Estado como generador eficiente de empleo, algo que contrasta con las décadas pasadas, cuando el Estado desempeñaba un rol central en la economía.
Sin embargo, este cambio no es uniforme. Los votantes de La Libertad Avanza (LLA) son los más fervientes defensores de un Estado reducido, alineándose con un modelo privatista que promueve la eficiencia del mercado por encima de la intervención estatal. En contraposición, los votantes de Unión por la Patria (UxP) siguen defendiendo el empleo público y la intervención estatal en sectores clave. Este contraste político refleja una fragmentación social profunda, donde las visiones sobre el progreso económico y social divergen radicalmente. Los primeros ven en el mercado la clave para el crecimiento y la modernización, mientras que los segundos temen que un Estado reducido deje a los sectores más vulnerables desprotegidos.
Esta disputa no es nueva en Argentina. A lo largo de su historia, el país ha oscilado entre modelos estatistas y privatistas, dependiendo de las coyunturas políticas y económicas. Sin embargo, el contexto actual plantea una pregunta clave: ¿puede Argentina avanzar hacia un modelo más privado sin comprometer los valores de equidad que tradicionalmente ha defendido el Estado?
LA PARADOJA
A pesar de la tendencia privatista que parece consolidarse, hay una clara resistencia a los recortes en áreas que los argentinos consideran fundamentales. Según el informe, el 91% de los encuestados se opone a la reducción en el gasto en educación y salud, y el 85% rechaza los recortes en ciencia y tecnología. Este rechazo muestra la ambivalencia del país frente al papel del Estado: mientras que en algunos aspectos los argentinos exigen mayor eficiencia y menos intervención, en otros reclaman un Estado que siga garantizando servicios esenciales para el bienestar general.
La paradoja es evidente: los argentinos quieren un Estado eficiente, pero no están dispuestos a renunciar a las áreas que consideran vitales para la equidad social. Esto podría interpretarse a como el Estado gestiona mal sus recursos. En el imaginario colectivo, el Estado debería ser más eficaz, pero no necesariamente menos presente.
Un área que refleja esta tensión es la discusión sobre los subsidios a las tarifas de servicios públicos. El 55% de los encuestados se opone a reducir estos subsidios, una cifra que sube al 59% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde la dependencia de los subsidios es mayor. Sin embargo, los votantes de LLA son más propensos a aceptar estos recortes, lo que marca una clara división ideológica entre quienes ven en la reducción de subsidios una necesidad para sanear las cuentas públicas y quienes temen las consecuencias de estos ajustes en su vida cotidiana.
EL PODER DE ELECCIÓN
El nivel educativo influye en la percepción sobre el rol del Estado. Quienes cuentan con educación primaria o secundaria son reacios a la reducción de tarifas que quienes tienen estudios universitarios, lo que sugiere que las diferencias socioeconómicas condicionan fuertemente las posturas sobre la intervención estatal.
Las percepciones sobre el rol del Estado no son uniformes a lo largo del país. El rechazo a la reducción de subsidios es más fuerte en el AMBA que en el resto del país, donde el 52% de los encuestados se opone a esta medida. Este contraste pone de manifiesto las desigualdades regionales en Argentina, donde las provincias dependen en gran medida del gasto público para sostener sus economías, mientras que, en la capital, el debate tiende a centrarse más en la eficiencia del gasto que en la necesidad de redistribuir recursos.
Esta polarización entre lo público y lo privado refleja una Argentina fragmentada, donde las realidades sociales y económicas moldean las creencias sobre el rol del Estado. La pregunta que surge es si el país podrá encontrar un modelo que permita conciliar estas diferencias, sin generar una fractura social aún mayor.
FUTURO DICOTÓMICO O REAL
Las nuevas generaciones transitan un proceso de profunda transformación social.
El giro hacia el privatismo que se plasma en áreas como el empleo y la gestión económica contrasta con el apoyo generalizado a derechos individuales como la eutanasia, la adopción homoparental y la legalización del aborto. Estos temas muestran un país en proceso de cambio, donde las posturas progresistas conviven con una sociedad que aún valora ciertos principios conservadores.
La transformación social es mucho más que la dicotomía que propone la polarización política. El 76% de los encuestados apoya la eutanasia en casos de enfermedades terminales, y el 67% está a favor de la adopción por parejas del mismo género. Pero, algunos temas aún son complejos. Un 60% de los argentinos se opone a la legalización de la marihuana, y el trabajo sexual divide opiniones, con un 49% en contra y un 46% a favor.
Estas cifras evidencian una Argentina que avanza en ciertos derechos individuales, pero que aún enfrenta resistencias en áreas donde los valores tradicionales siguen teniendo peso. Esta ambivalencia es reflejo de la complejidad de una sociedad que, aunque progresista en algunos aspectos, se mantiene conservadora en otros.
LEVIATAN NO, EFICIENTE SI
A pesar del creciente apoyo al privatismo en ciertos ámbitos, no podemos hablar de un Estado que está desapareciendo. El informe Creencias Sociales 2024 deja claro que, aunque los argentinos exigen mayor eficiencia, también siguen viendo al Estado como el garante de los servicios esenciales. La noción de un Estado omnipresente y omnipotente, al estilo del Leviatán de Hobbes, ha perdido fuerza, pero el Estado sigue siendo una pieza clave en el tablero argentino.
La clave estará en encontrar un equilibrio entre un mercado que impulse el desarrollo económico y un Estado que asegure los derechos fundamentales de la población. Este delicado equilibrio ha sido difícil de alcanzar históricamente en Argentina, y en el contexto actual, parece más urgente que nunca. El país enfrenta el desafío de articular políticas que combinen la eficiencia del mercado con la justicia social que ha caracterizado al modelo estatal.
Los próximos años serán cruciales para definir el rol del Estado en la Argentina. Con una economía frágil y un escenario político polarizado, el país tendrá que elegir entre profundizar el giro hacia el privatismo o reforzar el papel del Estado como garante del bienestar social.
Entonces, ¿realmente necesitamos un Leviatán, o podemos avanzar hacia un modelo donde el Estado no sea omnipresente, pero sí lo suficientemente fuerte para garantizar derechos y servicios esenciales? Argentina se enfrenta, una vez más, a la tarea de encontrar ese difícil equilibrio entre lo público y lo privado. Y, como siempre, la única certeza es que las tensiones entre estos dos modelos seguirán marcando su rumbo.
Fuente: Creencias Sociales 2024, UBA.
Por Sara Di Tomaso