¿Maratea puede ser Greta Thunberg?
Santiago Maratea (29), influencer y millennial, diez años cristalizando su vida personal en redes. Comanda campañas solidarias acorde a la agenda reinante. Greta Thumberg (18), activista ambiental y centennial. Su primera aparición en redes fue en 2018, y al año la revista Time la lleva a su portada reconocida como ‘líder de la próxima generación’ por su activismo político contra el cambio climático. ¿Líder o Influencer? ¿Autopromoción o altruismo?
¿Líder o Influencer?
“Mi plan era salir y ponerme en pedo pero por ahí me fumo uno y arranco colecta para camionetas y bombas de agua para los incendios de Corrientes. Están?”, les dijo Santiago Maratea a sus seguidores cuando la provincia de Corrientes ardía en llamas y a Putín aún no se le había despertado el deseo de iniciar la tercera guerra mundial. Eran otros tiempos y la agenda ambiental le era pertinente y oportuna para generar empatía, humanidad y sumar puntos en su deseo de infancia: ser famoso. Y así fue, al mejor estilo de los 90 organizó una colecta y arribó a 100 millones de pesitos en contados días. Si bien la matriz es loable, el titular de Vida Silvestre, Manuel Jaramillo, aseguró a esta cronista que su impacto es débil; “Es muy solidaria la acción de Santiago Maratea y sus aportantes. Pero $100 millones es lo que gasta el Estado en 24 horas. Es necesario recordar que el 95% de los incendios, de las más de 900 mil hectáreas que se quemaron como del 30% de los Esteros del Iberá, fue intencional. Este es el punto. Nos queda la esperanza que la Naturaleza es resiliente y que la Ley de Humedales, que había perdido estado parlamentario, vuelve al Congreso.”
Para comprender la afilada mirada que tiene Maratea de los contextos sociales y la monetización del mismo hay que escuchar a la formadora de influencer Jessica Jalife que a la vez es su productora general, su vínculo con el establishment y su pluma en sus contratos, “el que quiere ser influencer tiene que entender que es un laburo, donde tienen que aplicar la creatividad y el negocio.”
“El que quiere ser influencer tiene que entender que es un laburo, donde tienen que aplicar la creatividad y el negocio.” , Jessica Jalife, Productora general de Maratea, experta en influencer
Pasaron pocos días de la juntada para los compatriotas de “Corrientes”, Ucrania ya es invadida por Rusia. Google nos cuenta la guerra minuto a minuto, Chiche Gelblung (78) esta por entrar en Ucrania y Maratea vuelve a pedirles una moneda a sus seguidores. Ahora la causa es individual, complicado de saciar; “Al final no voy a pasar la gorra para comprarme algo de Gucci/Adidas, quiero juntar plata para ir a Corrientes en un Jet privado“.
La visión es el sueño
Entre un influencer y un líder hay una trampa y es el narcisismo. El líder tiene una visión, que no es individual, y si hablamos de cambio climático, es global.
Los primeros días de este 2022, Greta Thunberg cumplió tan solo 18 años y a diferencia de Maratea plantea al mundo que la solución es la política. Es el Poder. No la irrita. No la incomoda. Lo lleva bien. No es apolìtica, por el contrario deviene del gran Estado de bienestar que la vio nacer, Suecia, “La política me parece muy interesante y es una forma de marcar la diferencia, aparte de esto (los actos de protesta). Pero insisto: cuando sea lo suficientemente mayor para convertirme en política, ya será demasiado tarde”, su acción individual sabe que es nula porque su visión es el futuro que depende de la acción de todos. Trae a escena el concepto de la militancia y la lucha para arribar a las convicciones colectivas. Posiciona el poder como único bien colectivo. Es coherente con su palabra y su accionar como todo lìder debe hacer. Y resiste a la mercantilización de la causa del cambio climático en donde el mayor responsable es el hombre. Su liderazgo es poner en crìsis el sistema, por que sabe que el liderazgo es un sistema. Solo no es nada.
Año 2019, Revista Time lleva a su portada a Greta Thunberg (15) como líder de la próxima generación.
“El Liderazgo supone movilizar a otras personas para un fin. No se refiere sólo a quiénes somos, sino también a lo que hacemos con ese fin” afirma el experto americano en Liderazgo Joseph Nye.
El liderazgo no se define por la relación que genera con sus seguidores; los orienta y los moviliza a un objetivo que los modifica. ¿Y entonces cómo distinguimos un Líder de un Influencer, tal vez desde la sed de protagonismo, en beneficio propio?
Claro está que a este último punto debemos agregar el denominador común de esta era: el “Yo Pùblico”. La privacidad cuidada con guión publicitario que en las redes conviven con la intencionalidad de hacernos creer que es autenticidad. También alimentada del ingrediente “cercanía”. Todas ellas son las herramientas que usan los “influencers” hurtadas del marketing que se la denomina “autopromoción”. Pero a este cocktails sumemos una precisa y oportuna lectura de la agenda, a la cual se la surfea hasta exprimirla.
“Es tremendo, guacho: la injusticia estructural en la que estamos viviendo. Hacer donaciones no va a cambiar un carajo.” dijo @santumaratea ante el fracaso con los Wichis.
¿Las recaudaciones sirven? Parece que no, “Es tremendo, guacho: la injusticia estructural en la que estamos viviendo. Hacer donaciones no va a cambiar un carajo.” dijo @santumaratea ante el fracaso con los Wichis. El costo de mercantilizar las causas sociales es alto, la credibilidad se pierde en una rafaga de tiempo. Maratea es un influencer, no es un líder.
Por Sara Di Tomaso