Vecinos invasores y la lógica del más débil
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), antes del 2100 los océanos subirán dos metros y entre el año 2100 y 2150, cincuenta metros por lo cual desaparecerán ciudades enteras. Argentina consumió 500 millones de litros de glifosato, cerca de 11 litros por habitante. Es la mayor tasa del mundo. El 50% de los pesticicidas que se utilizan en la siembra se dispersa en otros seres vivos.“El 90% de lo que sucede en el planeta es por responsabilidad del hombre”, asegura María Eugenia Di Paola, Coordinadora del Programa de Ambiente y Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas. ¿Y ahora qué hacemos con los Carpinchos?
Humanidad Vs Planeta
Imaginemos por un instante, que los roedores estuvieron hibernando, tal como narra la película “Vecinos invasores”, del año 2006 y al despertar, en sus humedales, se erecta una de las “urbanizaciones cerradas” más grandes del municipio de Tigre: Nordelta. También llamado “Ciudad pueblo” donde habitan cuarenta mil personas en 1600 hectáreas en 24 barrios construidos sobre “grandes rellenos”. Manuel es residente desde hace quince años en unos de los barrios históricos y asegura que los “bichos” no eran tantos. Eso si aporta un dato estético, “Juro que no había tantos cuando llegué y eran pequeños. Ahora son como gordos, muy gordos. ¿Será la comida del barrio? En Nordelta amamos a los Carpinchos. No sé, pero se los tendrían que llevar”, comenta el lugareño.
El astuto y solitario mapache, RJ, personaje central de “Vecinos invasores”, les explica a sus nuevos e ingenuos amigos, que recién ven la luz de la primavera, que los humanos que habitan en “su espació” son la puerta de entrada a la buena vida. Pero advierte: “nunca tienen suficiente, viven para comer”. Cualquier comparación con los hechos reales es pura coincidencia
El geógrafo Diego Ríos, investigador del Conicet en el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires, analizó en un informe las consecuencias del desarrollo urbano para otras personas que habitan fuera del barrio cerrado del Municipio de Tigre, “desde que comenzó el proceso de urbanización en Tigre, las inundaciones afectaron a su población de manera diferencial”. Tal es así que la última inundación que tuvo en vilo a los tigrenses fue el doce de octubre del 2019, pero solo a los barrios populares de Las Tunas, Las Tunas, Ricardo Rojas, La Paloma, Los Troncos, Rincón del Milberg, Los Tabanos.
El debate banalizado del carpincho trepó a los medios. Se convierte en meme. Agrietado como todo tema en los últimos tiempos no se lo enmarca y se aplica la lógica del más débil. La razón es el avance desmedido del hombre acorde a sus propios deseos y beneficios. Sumado a esmirrias y casi ciegas ordenes municipales.
El Ministerio de Ambiente, desde la voz de Juan Cabandié, asegura que “Somos los humanos los que fuimos a vivir a esos lugares. Ellos son nativos de ese lugar. Es una oportunidad para pensar que hace el hombre. No está bien entendido que los habitantes del lugar digan que los carpinchos están invadiendo. Es una antropización.” Y a la vez marcó una posible solución, “Nos han ofrecido reservas naturales para algunos ejemplares, es una salida, pero no a todos”
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), antes del 2100 los océanos subirán dos metros y entre el año 2100 y 2150, cincuenta metros por lo cual desaparecerán ciudades enteras.
Di Paola insiste sobre la responsabilidad individual y colectiva y políticas públicas en consecuencia y alerta “Si no hacemos nada a fin de este siglo tendremos eventos extremos, catástrofes e inundaciones. Insiste repetidas veces que el hombre es el responsable del 90% de las consecuencias ambientales. Podremos llegar a tener una temperatura de 4°grados. Sería una real tragedia ambiental”. La realidad es que la ley de humedales espera desde hace diez años en el Congreso y vuelve a escena a partir de que los carpinchos salieron a caminar por “Ciudad pueblo” con sus crías y en manada. Y de pronto la naturaleza con ternura pero a paso firme se hace lugar, quizás -aún- no como drama, como con la Pandemia y si como comedia. La verdad es que la ley de humedales se toma un vodka cada tanto en una mesa de negocios. Fin del relato.
“Si no hacemos nada a fin de este siglo tendremos eventos extremos, catástrofes e inundaciones. Insiste repetidas veces que el hombre es el responsable del 90% de las consecuencias ambientales”, Di Paola
Distopía ambiental
Florencia Roitstein, ex Ministra de Ambiente, acaba de publicar una investigación ambiental en formato novela, “Juegos cochinos”, y marcó otra grieta: “las fábricas de chanchos en el país”; apuntó directamente a quien debe ejercer el rol protagónico en el cuidado ambiental,“el Estado es ausente y cómplice por la falta de control ambiental. No hay lugar para los temas ambientales. No se piensan. En Argentina no está ni en agenda el tema ambiental”. La investigadora de “Juegos Cochinos” fue por más, “hay una coincidencia que me parece interesante, el actual canciller Felipe Solá, cuando era ministro de Agricultura, fue quien autorizó la entrada de los transgénicos a la Argentina y él ahora como canciller está detrás de las negociaciones con China por las fábricas de chanchos”.
Alimentos transgénicos
La investigación de Roitstein arroja datos comparativos que son trazables con el impacto ambiental en la salud. Sumando Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia se sembraron cerca de 79 millones de hectáreas de cultivos transgénicos durante el año 2016. cerca de cinco veces el área. Argentina consumió 500 millones de litros de glifosato, cerca de 11 litros por habitante. Es la mayor tasa del mundo. Y por último, para despertarnos de la “distopía” y mostrarnos que los humanos podemos ser más “agresivos” que los carpinchos, el informe ambiental alerta que en situaciones óptimas sólo el 50% de los pesticidas que se utilizan para la siembra llegan a la población objetivo. El resto se dispersa afectando a otros seres vivos como los pájaros, las abejas, los peces y otras especies comestibles de la zona. También contamina el agua, los suelos y las capas freáticas, generando enfermedades a los agricultores y a las comunidades vecinas.
En Japón son venerados y tienen sus propios animé.
Los carpinchos viven y se cuidan en grupo. Se multiplican cuatro veces al año. Pueden llegar a vivir entre diez y doce años. No son feroces. Les encantan las caricias. No son “gordos”, si grandes, pueden llegar a superar los cincuenta kilos. Son herbívoros. No comen asado y menos chizitos. En Japón son venerados y tienen sus propios animé.
Mientras tanto en el Batimundo humano, el Parlamento Europeo confirmó la existencia de una correlación directa entre el uso de los pesticidas en los cultivos de vegetales, el desarrollo de cáncer y malformaciones en humanos.
En la lógica del más débil, el Mapache, RJ tiene razón, los humanos “nunca tienen suficiente”.
Por Sara Di Tomaso